“La vergüenza debe cambiar de bando”. Con estas palabras, así como con su decisión de hacer público su juicio, Gisèle Pelicot se ha convertido en un símbolo en la lucha para acabar con la violencia contra las mujeres. El caso de violación ocurrido en Mazan, una pequeña ciudad del sur de Francia, revela cómo hombres corrientes de todas las edades y condiciones sociales son capaces de cometer un crimen inhumano: la violación reiterada de una mujer inconsciente.
Concebido como una vigilia performativa, el escenario se transforma en una sala de vistas ampliada, donde se reconstruye el juicio a partir de cientos de horas de testimonios, pruebas, entrevistas, análisis forenses, registros visuales, collages y textos académicos. La puesta en escena de Milo Rau, en colaboración con la dramaturga y activista Servane Dècle, no pretende reconstruir los hechos, sino crear una arquitectura de la escucha, la memoria y la resistencia.
En un momento en que la justicia es tan a menudo el escenario de la revictimización, “El proceso Pelicot” devuelve la dignidad de la voz a quienes han sido silenciados. El público, como testigo, recorre una topografía emocional y política que hace visible el paisaje del trauma. En el marco simbólico del Panteón Nacional, este proyecto devuelve al arte su función pública: hacer ver, hacer sentir y, sobre todo, hacer recordar.





















