El colectivo teatral catalán El Conde de Torrefiel amplía, con esta obra, los límites del teatro y de la instalación, proponiendo una experiencia inmersiva en la que ver se convierte en imaginar — e imaginar en responsabilidad.

“Yo no tengo nombre”, de El Conde de Torrefiel, es una instalación performativa que invita al público a un ejercicio de contemplación y desplazamiento. Presentado en la Estufa Fria de Lisboa, este paisaje natural, puesto en escena, se vuelve protagonista: es escenario y personaje, narradora y silencio. Una pantalla LED se presenta en ese espacio como un corte — o un subtítulo — que transforma la naturaleza en discurso, ofreciéndole al público un lenguaje que no pertenece al paisaje, sino que lo atraviesa.

El texto proyectado alterna entre lo poético y lo profético, entre la ficción y lo real, revelando las tensiones de la relación entre el ser humano y su origen natural. ¿Qué historias cuenta la naturaleza sobre nosotros? ¿Qué ficciones sostienen nuestra mirada sobre ella? “Yo no tengo nombre” propone una inversión radical del lugar tradicional del observador/espectador: ¿Y si es la naturaleza quién nos mira? ¿Quién nos nombra? ¿Quién interpreta nuestros gestos?

Dispuesto en el espacio exterior, la pantalla led no explica, sino hace surgir. No traduce, sino que amplifica. Es una superficie de pensamiento que vibra en contraste con el silencio vivo del ambiente. Una lectura colectiva del paisaje que se convierte en un gesto político y sensible, lanzando luz sobre lo imperceptible y sobre los mecanismos narrativos — culturales, históricos, mitológicos — que moldean nuestra percepción del mundo natural.