Nombre insoslayable de la danza contemporánea europea, Marcos Morau y su compañía, La Veronal, presentan “Totentanz”, un espectáculo concebido para espacios no convencionales, en los que la muerte — esa figura antigua, temida y fascinante — regresa al centro de la escena. Inspirándose en la tradición medieval de la “danza de la muerte”, el espectáculo invoca un ritual colectivo para nuestros tiempos: un luto sin nombre, una meditación sobre la fragilidad de la vida y la opacidad del fin.
En una sociedad que ha naturalizado la violencia, pero ha desactivado sus ritos, “Totentanz” propone una coreografía que se sumerge en lo desconocido. Dos cuerpos inertes, casi espectros, marcan el umbral entre mundos — son guías, tal vez reliquias, tal vez tan solo máscaras. El público se envuelve desde el inicio en una sesión de espiritismo coreográfico, en la que el movimiento y el sonido operan como dispositivos de invocación. El miedo no es evitado, sino coreografiado.
Entre la celebración y el colapso, la obra dibuja un recorrido emocional que escapa a la lógica: ¿qué significa morir en un mundo que ya ha perdido el sentido de la vida? La muerte, tantas veces alejada, se convierte aquí en presencia activa, lente crítica, figura bailante.
Con “Totentanz”, Marcos Morau y La Veronal regresan a la potencia del gesto como forma de pensamiento y a la escena como lugar de evocación. Un espectáculo que no busca respuestas, sino que convoca preguntas que nos asombran desde hace siglos: ¿adónde vamos?, ¿quiénes somos?, ¿qué permanece después del último baile?
Nota: Este espectáculo contiene luces estroboscópicas.
