
A través de obras coreográficas, instalaciones inmersivas y performances, la coreógrafa española Candela Capitán explora la alienación, la erotización y la automatización del deseo en ambientes digitales en los que el cuerpo queda preso entre la vigilancia y la exposición constante.
La performance “SOLAS” aborda la sobreexposición del cuerpo femenino en la era digital. Cinco intérpretes, cinco ordenadores y una plataforma de streaming comparten el mismo espacio — físico y virtual — en un dispositivo coreográfico en el que un grupo de performers mujeres se contemplan a sí mismas mientras se las observa, en una puesta en escena que confronta la mirada, la repetición y la vigilancia.
Entre el palco y la pantalla, “SOLAS” construye una estética postinternet: luces de dispositivos móviles, bodies futuristas, ordenadores Apple, erotismo domesticado. Todo aquí es superficie, reflejo, píxel. La coreografía, expandida al mundo en línea, no sólo ocupa el espacio digital, sino que lo denuncia. Con banda sonora de la artista brasileña Slim Soledad, el espectáculo investiga la erosión de la identidad en las redes sociales, la estetización del deseo y la mercantilización del cuerpo femenino en el mercado inmaterial de los datos.
“SOLAS” es tanto un ejercicio de visibilidad, como una crítica feroz a la forma como los cuerpos femeninos son capturados, reproducidos y vaciados en el ciclo infinito de las imágenes. Cuestiona el individualismo exacerbado, el narcisismo algorítmico y la opacidad de una cultura en la que se ve todo, pero se comprende poco. Aquí, el cuerpo no sólo es observado — es devuelto a su potencial disruptivo, como territorio político y sensible en plena visibilidad exacerbada.

