“Toda la luz del mediodía” es la segunda parte de la Trilogía del Sol, proyecto de larga duración del artista extremeño y residente en Lisboa, Julián Pacomio. Después de un amanecer que se confunde con el fin de una rave — en Apocalipsis entre amigos o el día simplemente — Pacomio dirige ahora la atención al el mediodía, esa hora absoluta en la que la luz cae vertical sobre el mundo y todo parece expuesto, pleno, sin sombra.

En esta obra, el cenit de la luz convoca también su reverso: el cansancio, el torpor, la suspensión. La luz del mediodía no se limita a iluminar: pesa. Es en ese instante que el cuerpo abandona la verticalidad y se entrega a la horizontalidad de la siesta, como un burro exhausto que se echa a la sombra. El trabajo opera sobre esa transición: del exceso de energía a la quietud, de la hiperexposición al apagamiento.

“Toda la luz del mediodía” busca traer esa hora solar a un espacio interior. ¿Cómo traducir escénicamente una luz que es tanto física como simbólica? ¿Cómo poner en escena un tiempo que, paradójicamente, es estático e intenso? La obra es una coreografía de lo casi inexistente, una atención al cuerpo en su punto de colapso — entre el calor y el reposo, entre lo visible y lo apagado.

Con este segundo capítulo, Pacomio prosigue una investigación singular sobre el tiempo, la luz y el cuerpo como paisaje sensible, en el que la escena se convierte en lugar de radiación y de espera.